Leah Meredith Ackerley

Es imposible pasar por su lado y que tu cabeza no se vuelva a mirarla. No es la chica más guapa del mundo, pero tiene algo que encandila a cualquiera. Puede ser su aspecto frágil y algo desgarbado, aunque sin dejar de ser atractivo. Pueden ser sus largas piernas, su metro setenta de estatura, su peculiar forma de vestir... Pero, sobre todo, no podrás apartar tu mirada de esos grandes ojos azules que hipnotizan a cualquiera que se quede mirándolos por un plazo de más de cinco segundos.

Leah siempre ha poseído ese aire aniñado que hace que aparente ser menor de la edad que realmente tiene, algo que se acentúa cuando se ríe como si fuera una niña de cinco años. Las pecas sobre su nariz son más notorias cuando su piel está ligeramente bronceada, aunque debido a su palidez puedes apreciarlas durante todo el año. Siempre suele llevar el cabello suelto y revuelto. No, Leah no es de las que pierden el tiempo ante el espejo antes de salir de casa. Pero con ella todo puede cambiar y, su dulce sonrisa y cálida mirada pueden dar un vuelco y convertir su semblante en el más serio y frío que hayas visto en mucho tiempo. Sus ojos pueden pasar de acariciarte con ternura a desearte una muerte dolorosa. Su nariz es pequeña y ligeramente respingona, cubierta de pequeñas pequitas que la acompañan desde su más tierna infancia, aunque muchas ya han desaparecido. Sus labios no son especialmente gruesos, pero sí son apetecibles y poseen un natural tono rosado imposible de conseguir con el maquillaje.

La morena no se fija demasiado en su estilo de vestir y hay días en los que parece haber encontrado su ropa en un cubo de basura. Por otra parte, sabe arreglarse cuando es necesario y suele llamar la atención en las fiestas a las que acude. Lo mismo se calza unas cómodas converse que unos zapatos de diez centímetros de tacón que hace que su cabeza de melena oscura sobresalga entre la multitud. Sus complementos favoritos son las pulseras y los largos collares, por el contrario, no suele llevar pendientes nunca. Le gustan los colores oscuros a la hora de vestir, aunque también hay días en los que le apetece ponerse prendas coloridas y, en ocasiones, algo llamativas, pero sin perder ese toque especial. No acostumbra a maquillarse demasiado, pero le gusta enmarcar su mirada con sombra negra y máscara de pestañas, lo que hace que sus grandes ojos azules sean mucho más atrayentes para cualquiera.

Discreta. Tranquila. Solitaria. Seria. Poco sociable. Reservada. Tímida. Esas serán las palabras que saldrán de los labios de la gente que la rodea. Algunas serán ciertas y otras serán simples prejuicios. Efectivamente, Leah es una chica solitaria y algo reservada. No le gusta estar constantemente rodeada de personas y prefiere pasar el tiempo en un rincón desde donde puede observar lo que sucede en su entorno o sumergirse en sus propios pensamientos. No le gusta que la miren demasiado. No le gusta ser el centro de atención. No le gusta ser popular. Definitivamente, preferiría, la mayor parte del tiempo, ser invisible y pasar desapercibida ante las miradas de los demás. Desgraciadamente para ella, su apellido es conocido en toda la ciudad y, a pesar de no buscarlo, siempre ha sido una de las chicas populares del instituto. No, no tiene un gran grupo de amigos, pero no es porque el resto no lo intente. No es lo que a gente definiría como una reina del instituto, pero, por alguna extraña razón, hay veces en las que no puede evitar atraer la atención de sus compañeros. Ella, por su parte, no se cortara a la hora de pedirte que la dejes en paz si tu compañía le resulta molesta. Nunca la verás rodeada de un montón de personas y, si lo está, ten por seguro que se sentira tremendamente incómoda. Le gusta que respeten su espacio y ella ya se ocupa de respetar el de los demás. Nunca se meterá donde no la llamen ni hará preguntas que puedan incomodar a la gente. No es curiosa porque tampoco le gusta que le acribillen a preguntas que no está interesada en contestar. A pesar de que pueda no parecerlo, es ingeniosa y tiene un gran sentido del humor. Le gusta reírse a carcajadas y divertirse, algo que siempre sucede cuando se siente cómoda en compañía de sus amigos.

Leah no es del tipo de adolescentes que se pasean por los pasillos del instituto como si fueran las reinas del universo. Ella siempre va con el mismo grupito de gente, porque es con ellos con quien se siente cómoda. Hay quien ve en ella a alguien altivo y desagradable en ocasiones y son pocos los que ven que en su manera de relacionarse no hay nada más que timidez. Ella desearía por encima de todas las cosas pasar desapercibida allá donde fuera pero su apellido, su aspecto y esa manera de evitar deliberadamente cualquier tipo de contacto con la gran mayoría de las personas hace que la gente vea a la morena como un enigma que necesita ser resuelto. No es así, ella no quiere que nadie hurgue en su cerebro buscando motivos a su modo de comportarse. No le gusta que intenten llamar su atención de manera desesperada. No le gusta que la molesten. No le gusta que se acerquen a ella por mero interés. Disfruta de la soledad, por muy raro que pueda parecer. No, no le gusta estar acompañada continuamente, así que, si la ves sola en un rincón será, seguramente, porque ella misma lo ha buscado. Se siente incómoda cuando está en grupos grandes y la gente la “obliga” a participar o cuando todo el mundo la mira por alguna razón. No, definitivamente Leah no es del tipo de chicas que busca que la miren y la adoren a cada segundo.

Por extraño que parezca, no siempre fue así. Leah también tuvo una etapa rebelde que terminó de la peor manera posible. Salía casi todos los días, a pesar de no tener más de quince años y tener que ir al colegio todos los días. Bebía y fumaba, incluso alguna vez probó drogas más fuertes. El dinero nunca fue un problema para su familia y nadie le puso demasiados límites o, tal vez, esperaban que con el tiempo sentara la cabeza. No se equivocaban. Ahora también sale de fiesta con sus amigos, como cualquier chica de su edad, pero no ha vuelto a perder el control. Apenas bebe alcohol y está intentando de fumar, aunque no parece conseguirlo. Eso sí, le gusta bailar. Si es que a lo que ella hace se le puede llamar bailar. Se limita a dar saltitos de un lado a otro, moviéndose entre la gente. A pesar de su nulo sentido del ritmo tiene una especial sensibilidad para la música y podría pasarse horas y horas sentada al piano. Es una buena estudiante con unas notas más que aceptables, aunque tiene muy claro que le gustaría poder dedicarse, por completo, a su música. Ha compuesto un par de melodías que nadie ha escuchado aun.

Es sincera y generosa. Es una buena amiga. Es fiel como poca gente en el mundo. Si te has ganado el apoyo de Leah será para toda la vida, a no ser que la traiciones de alguna manera. Para ella, la sinceridad es lo más importante en cualquier relación, sea del tipo que sea, aunque ella no haya sido completamente sincera con todo el mundo. No le gusta que las personas intenten suavizar las malas noticias porque siempre consiguen que suene peor. Para ella no hay manera de dar una mala noticia de manera que parezca menos mala y no necesita que la traten como si fuera una niña incapaz de aceptar la realidad. Puede ser algo desagradable cuando se lo propone, pero no es algo que suceda a menudo.

Sus relaciones con los chicos son realmente parecidas a su modo de relacionarse con el resto de la gente. Nunca ha tenido novio y tampoco lo busca. Es consciente de que la mayor parte de los chicos de su edad sólo buscan una cosa cuando salen con una chica y ella no está dispuesta a entregárselo a nadie todavía. No, no tiene intención de llegar virgen al matrimonio, pero tampoco piensa acostarse con el primer chico medio guapo que le diga cuatro tonterías. Algunos se toman su manera de actuar como si les estuviera retando, algo que no hace otra cosa que sacarla de quicio y hacer que se enfade. Ella no busca atención. No la pide ni la necesita y se siente terriblemente incómoda cuando algún chico intenta conseguir llegar más allá de una simple conversación.

La música. Su piano es, posiblemente, su objeto favorito. La mayoría de chicos y chicas de su edad matarían por tener un móvil último modelo o el mejor ordenador portátil del mercado. Ella, por su parte, es más feliz con su viejo piano que con cualquier otra cosa. Le gusta sentarse y tocar cuando no la escucha nadie. Le gusta pasar tiempo sola con un buen libro sin ser molestada por nada ni por nadie. Aprecia el silencio y la tranquilidad. Es una amante del cine de terror en cualquiera de sus variantes; le gusta pasar miedo y reirse con las absurdas películas sangrientas hechas para los adolescentes. Le gusta el olor a café hecho y las galletas de chocolate. No soporta el aroma a vainilla, aunque es uno de sus sabores favoritos. No le gusta que la despierten pero le gusta madrugar.

Le gustan las fiestas, pero no le gusta perder el control porque, la última vez que lo hizo no acabó bien. Disfruta bailando y riendo a carcajadas con su pequeño grupo de amigos. No le gusta que la miren, que hablen de ella o ser el centro de atención en cualquier tipo de reunión. Se siente incómoda cuando le prestan más atención de la necesaria y rehuirá como un cachorro asustado, buscando un rincón tranquilo y seguro en el que poder estar sola. Le gusta la nieve aunque no pueda disfrutar de ella a menudo. Hay algo que hace muchas noches y es subirse en su coche y conducir para alejarse de las luces brillantes de Las Vegas; entonces, en medio del desierto, se tumba sobre el capó de su coche y se dedica a observar las estrellas durante horas, disfrutando del más absoluto de los silencios. No le gusta la gente que pregunta demasiado o se mete donde nadie le llama. Ella es discreta y le gusta que la gente lo sea también. No habla demasiado, puesto que prefiere escuchar lo que dicen los demás y, lo que es mas importante, lo que no dicen. Le gusta observar con atención, estudiarlo todo y conocer a las personas más allá de lo que dicen o pretenden aparentar. No le gusta que intenten conquistarla o que le regalen cosas caras pensando que es lo que quiere. No soporta que decidan por ella a la hora de comer o que la traten como a una niña pequeña.

Las arañas y los bichos en general le dan pánico. Cuando ve un insecto, por muy pequeño que sea, comienza a rascarse de manera compulsiva. Es algo que intenta contener, pero nunca lo ha conseguido. Tampoco siente especial simpatía por las serpientes.

De pequeña tenía una horrible pesadilla recurrente que consistía en quedarse encerrada en el ascensor del hotel de su familia, lo que ocasionó que, hasta los quince o dieciséis años, siempre subiera andando por las escaleras. Si el piso al que tenía que subir era muy alto, siempre tenía que viajar acompañada en el ascensor. Tras el accidente en que se vio involucrada tardó varios meses en ser capaz de volver a subir en un coche, algo que parece haber superado por completo.

Su mayor hobbie es tocar el piano. Normalmente practica en soledad y, no sin mucho insistir, sus padres consiguen que toque algo para ellos. En alguna ocasión se la ha podido ver amenizar las cenas y las comidas en el restaurante del hotel. Pasa mucho tiempo a solas, escribiendo pequeñas melodías que nadie ha escuchado nunca. Otro de sus hobbies es la lectura. Su personalidad tranquila y solitaria influye en el hecho de que sus hobbies sean actividades que puede realizar sola, sin necesidad de que los demás estén a su alrededor.

Le gusta ir al cine, o ver películas en su casa. Sale de fiesta, por supuesto, como cualquier adolescente de su edad y, cuando lo hace, es del tipo de personas que no buscan atraer a los miembros del sexo opuesto mediante bailes insinuantes. Leah es del tipo de chicas que salta y baila completamente a su aire, sin pararse a pensar en lo que el resto puede pensar de ella.

Le gusta dibujar, aunque no es de las mejores y hay ocasiones en las que tiraría todos y cada uno de sus dibujos a la basura. Dibuja cosas sencillas: paisajes, retratos… No, ella no pinta cuadros con miles de colores y mucho significado, pero le gusta pasar tiempo con un lapicero en una mano y sosteniendo un cuaderno de dibujo con la otra.

#Tiene una estrella tatuada en la cadera derecha como recuerdo de su etapa rebelde y alocada. Siempre ha sido muy cuidadosa en compañía de su familia, por lo que ninguno sabe nada del pequeño tatuaje.
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